La redacción de la nueva Constitución de la Ciudad de México considera transformar las delegaciones en alcaldías. Esto podría tener efectos considerables en las finanzas públicas de las delegaciones. El presente boletín muestra la situación actual del presupuesto de dichas demarcaciones territoriales y qué impacto tendría si el presupuesto de cada delegación fuera en relación a los ingresos que aporta.
1. Introducción
Los ingresos de la Ciudad de México provienen de recaudación local; de transferencias federales como participaciones y aportaciones; y de endeudamiento. Alrededor de una sexta parte de dichos ingresos se destina para conformar el presupuesto de las delegaciones. Año con año, cada delegación ha mantenido constante su porcentaje de participación en el presupuesto sin considerar variaciones de población, de recaudación, de marginación, ni de desempeño económico. El objetivo de este boletín es conocer la situación actual de las delegaciones y la viabilidad de que se conviertan en municipios con recursos propios.
2. Distribución del presupuesto
Milpa Alta es la delegación con mayor presupuesto per cápita (7,120 pesos). Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc y Cuajimalpa también tienen presupuesto per cápita superior a 4,800 pesos. En cambio, Coyoacán, Gustavo A. Madero, Tlalpan, Álvaro Obregón e Iztapalapa tienen un presupuesto per cápita inferior a 3,000 pesos (ver Cuadro 1). Esto sucede porque no hay clara relación entre la distribución del presupuesto y los niveles de población, ni tampoco con las variaciones poblacionales. Tlalpan y Álvaro Obregón son delegaciones que se están poblando y cada vez están quedando más rezagadas en la distribución de recursos (ver Cuadro 1).
Salvo Cuajimalpa, todas las delegaciones han incrementado sus índices de marginación en los últimos 15 años. Milpa Alta, que ha tenido el mayor presupuesto per cápita, ha tenido los mayores niveles de marginación y la mayor caída de estos niveles en los últimos 15 años. En cambio, Cuauhtémoc, Coyoacán. Miguel Hidalgo y Benito Juárez se han mantenido con los menores niveles de marginación de la Ciudad de México (ver Cuadros 1 y 2).
En las delegaciones hay una desigualdad económica muy alta. Miguel Hidalgo tiene una producción bruta per cápita 208 veces mayor que la de Milpa Alta. Los activos fijos per cápita de Cuauhtémoc valen 165 veces más que los de Milpa Alta. Las remuneraciones per cápita en Miguel Hidalgo son 315 veces más que en Milpa Alta. El porcentaje de vehículos por habitante de Miguel Hidalgo es 4 veces más que en Tláhuac (ver Cuadro 3). La distribución actual del presupuesto de las delegaciones (ver Cuadro 1), que aunque no es equitativa, no refleja la alta desigualdad económica. En caso de que el presupuesto de las delegaciones fuera en relación a su actividad económica habría desajustes elevados en los ingresos de estas demarcaciones territoriales. Si en la nueva Constitución de la Ciudad de México se consideraran a las delegaciones como municipios con facultades de tener ingresos propios podría llevar a la quiebra a algunas delegaciones y con altos beneficios a otras. Entre los ingresos propios que podrían obtener son predial (ver activos fijos Cuadro 3), tenencia (ver población con vehículo Cuadro 3) y el impuesto sobre nómina (ver remuneraciones Cuadro 3).
La nueva Constitución de la Ciudad de México no sólo debería considerar los ingresos que tendría cada delegación sino también debería tomar en cuenta cómo se gastarían dichos ingresos. Las delegaciones con mayor presupuesto utilizan esos recursos para mayores sueldos en sus delegaciones. Milpa Alta, Cuajimalpa, Cuauhtémoc y Venustiano Carranza destinan más de 2,900 pesos per cápita a sueldos. En cambio, Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero, Tlalpan e Iztapalapa destinan menos de 1,500 pesos per cápita a servicios personales (ver Cuadro 4).
Cuajimalpa, Benito Juárez, Azcapotzalco y Xochimilco son delegaciones que tienen un gasto público per cápita por encima del promedio. Sin embargo, dan transferencias o subsidios a su población por debajo del promedio. En cambio, Iztapalapa y Coyoacán destinan mayores recursos por habitante para transferencias a pesar de tener menor gasto público per cápita (ver Cuadro 4). Cuauhtémoc, Azcapotzalco y Tláhuac destinan menores recursos per cápita a inversión pública a pesar de que tienen un gasto público per cápita por encima del promedio. En cambio, Coyoacán y Álvaro Obregón destinan mayores recursos por habitante para inversión pública a pesar de que tienen un gasto público per cápita por debajo del promedio (ver cuadro 4).
En comparación con el gasto público destinado a gobierno y desarrollo social, con excepción de Tlalpan, las delegaciones destinan muy pocos recursos a desarrollo económico (ver Cuadro 5). Tlalpan y Tláhuac invierten en desarrollo social por cada habitante en menor medida en que lo hace el Gobierno de la Ciudad de México (ver Cuadro 5).
3. Conclusiones
La nueva Constitución de la Ciudad de México debe tomar en cuenta que hay una amplia desigualdad económica y social entre las delegaciones y, que si los ingresos de estas demarcaciones territoriales dependieran de su nivel de recaudación local, habría un gran desajuste en las finanzas públicas de estos futuros municipios, que incluso podrían caer en quiebra o no mantener sus niveles de gasto público en perjuicio de su población. La nueva Constitución de la Ciudad de México también debe considerar que la distribución actual de recursos entre las delegaciones no es óptima y podría impulsar una mejor distribución de recursos para el beneficio de todos los ciudadanos de esta ciudad. La nueva Constitución, más allá de considerar los derechos de los nuevos municipios, debe salvaguardar la justa provisión de bienes y servicios para todos los capitalinos.