Forbes – 15 de Febrero, 2015
La caída en los precios del petróleo no afectará tanto a México y sus finanzas públicas en 2015, pero en 2016 el país tendrá que partir de “cero”, con un presupuesto ajustado a la nueva realidad.
El 10 de febrero, el precio del crudo mexicano cerró en 46.57 dólares, 47.4% menos que el mismo día del año anterior.
En 2014, los ingresos petroleros fueron de 1.23 billones de pesos (bdp), 30% de los ingresos presupuestarios totales, según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Las coberturas contratadas por el gobierno en noviembre pasado permitieron ‘blindar’ el precio del barril a 79 dólares para 2015, pero para el siguiente año la mezcla mexicana sólo podrá ser cubierta a un precio mucho menor.
Ahora, el gobierno federal tendrá que rediseñar el presupuesto, que deberá tener muchas diferencias y recortes respecto al anterior.
“La realidad nos exige que nos atrevamos a hacer una revisión completa de en qué estamos gastando los recursos”, dijo el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, el pasado 30 de enero, mientras anunciaba el recorte de 124,300 millones de pesos (mdp) para este año.
El funcionario dijo que se revisarán aquellos programas que no cumplen con sus propósitos, que tienen impactos regresivos o en aquellas áreas donde haya duplicidades.
El problema a la hora de evaluar los programas será que muchos no cuentan siquiera con los elementos suficientes para conocer su impacto. En 2014, 63 de 182 programas sociales evaluados no identificaban a la población potencialmente beneficiaria a la que van dirigidos, de acuerdo con el Índice de Desempeño de Programas Públicos Federales (Indep) de Gesoc Asociación Civil.
Videgaray no mencionó si se revisará también el gasto corriente en 2016, en que existen oportunidades de recortes en servicios personales u obra pública en bienes propios de Pemex y CFE.
Por si fuera poco, el factor político tendrá mayor relevancia este año. El replanteamiento del gasto público viene en un año en que se celebrarán elecciones intermedias y los diputados federales que conformen la nueva legislatura tendrán como primera tarea discutir el Presupuesto 2016.
Labor maratónica
Para hacer un presupuesto base cero y que privilegie proyectos y programas, como dijo el secretario de Hacienda, será necesario revisar los programas que lo componen, labor que no resultará nada fácil.
“En el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) existen casi 800 programas presupuestarios que analizar. Cada uno constituye una tarea maratónica, por no decir que casi imposible”, comenta Sunny Areli Villa, investigadora asociada del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
La cantidad de programas a revisar no es el único problema; la poca o nula disponibilidad de elementos para evaluarlos será otro obstáculo para hacer una revisión integral del gasto público. De acuerdo con el Indep de Gesoc, 34% de 182 programas evaluados no identifican a la población potencialmente beneficiaria.
La opacidad en los programas públicos es un problema de cada año en los presupuestos federales, en que la transparencia ha tenido pocos avances. En 2012, el porcentaje de programas sin población beneficiada identificada era de hasta 43%. Dos de ellos no presentaban siquiera avances.
“Los altos niveles de opacidad limitan la capacidad de los legisladores para realizar una asignación presupuestal racional y basada en evidencia. Para evitar que se siga asignando presupuesto a ciegas, la Cámara de Diputados está obligada a no incrementar el presupuesto a este tipo de programas”, indica Gesoc.
Miguel Ángel Corro, director del Departamento de Economía del Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe, recuerda que, de acuerdo con la Ley General de Desarrollo Social, no debe aprobarse absolutamente ningún recurso a los programas existentes si no hay de por medio una medición de impacto y de operación de los programas correspondientes.
“Lo único que cambia son los nombres, pero se sigue dando dinero a estos programas.”
¿Y el gasto corriente?
El gobierno no aclaró si además de los recortes en gasto corriente para este año revisará este rubro para configurar los egresos de 2016.
El 12% del gasto público se concentra en servicios personales, de los cuales podrían verse qué puede recortarse, indica Sunny Areli Villa.
Por ejemplo, en el Presupuesto 2015 se tiene contemplada una partida para pago de estímulos a servidores públicos de 34,400 mdp, el equivalente al recorte necesario en gasto corriente para este año, sin Pemex y CFE.
“Habría que ver a qué tipo de estímulos se refieren y a qué funcionarios van dirigidos”, agrega la especialista del CIEP.
En Pemex y CFE también se harán recortes este año, aunque sus respectivos consejos de administración decidirán en cuáles rubros realizarán los ajustes; previsiblemente será en proyectos de inversión que no afecten la producción.
Pero también hay otros rubros de estas empresas estatales susceptibles de ajustarse, como “Obra pública en bienes propios”, que consisten en edificios, construcciones, terrenos e instalaciones de equipo.
Para Pemex, este gasto es de 354,648 mdp, 96% del total de su presupuesto para este año. En el caso de CFE, la obra pública en bienes propios representa 22,654 mdp, 52% de su presupuesto.
Elecciones serán determinantes
La revisión del gasto y los programas tendrá que hacerse justo en medio de las elecciones intermedias, en las que se votará para nueve gubernaturas estatales, 903 ayuntamientos municipales, 639 diputados locales y 500 federales.
“Casi puedo asegurar que seguirán varios programas no solamente porque sean convenientes, sino también políticamente conveniente mantenerlos, sobre todo por su importancia y alcance”, indica Miguel Ángel Corro, del Tecnológico de Monterrey.
Los diputados federales que sean elegidos en estos comicios tendrán como primera tarea discutir un presupuesto que no podrá estar basado en este año. Dependiendo de cómo quede conformada la Cámara baja será la negociación de cómo se repartirá el gasto y en qué partes se suprimirá.
Pero el momento para discutirlo no se puede postergar, y la caída en el precio del petróleo no debería ser la única razón, dice Sunny Areli Villa: “No es que sólo sea por el petróleo que tengamos que hacer una reestructura del gasto público, sino pensar que hemos estado gastando igual y con los mismos resultados desde 2006.”