CNN Expansión – 03 de Diciembre, 2014
La caída en los precios internacionales del petróleo es más seria de lo que parece para México, pues si bien los recursos del Gobierno federal están garantizados por un año, en 2016 habrá una fuerte presión para las finanzas públicas, advirtieron especialistas.
Los problemas comenzarían en la segunda mitad de 2015, cuando el Ejecutivo y el Congreso definan el presupuesto para el ejercicio posterior. Entre las opciones se contemplarían ajustar el gasto público, aumentar los impuestos o contratar más deuda.
“De persistir la caída en los precios del petróleo, el Gobiernova a tener que hacer un ajuste significativo en su gasto o en las fuente de ingresos. Durante cuatro años el precio promedio del petróleo superó los 70 dólares y el gasto se rediseñó con esto”, comentó el director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), José Luis de la Cruz.
Este martes, la mezcla mexicana finalizó en 61.07 dólares por barril (dpb), muy lejos del precio promedio esperado por los legisladores para 2015 de 79 dólares.
“El precio bajo le mete mucha presión a las finanzas públicas. El Gobierno tendría que disminuir el gasto para compensar la caída en los ingresos y eso le va a poner presión al déficit público. Lo primero sería disminuir el gasto de inversión”, refirió por su parte el director general del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), Enrique Cárdenas.
Agregó que si la economía consigue acelerarse, permitirá obtener mayores ingresos por impuestos relacionados con el crecimiento, como el IVA o el ISR, y en la medida en la que aumente esta fuente de recursos podrá depender menos de los ingresos petroleros.
De la Cruz indicó que en 2016 los bajos precios del petróleo obligarán al Gobierno a disminuir o en su caso eficientar el gasto, contratar más deuda o revisar el esquema fiscal actual.
“No es algo que se pueda ajustar fácilmente. Tendrá que empezar a elegir en dónde hacer recortes al gasto y lo primero que correría riesgo es el gasto en inversión que iría en contra del Plan Nacional de Infraestructura. [Además] se abre la posibilidad de que quiera incrementar el déficit en 2016”.
Otra implicación sería el retraso de proyectos de inversión derivados de la reforma energética, en especial los de aguas ultra profundas, cuyos costos de producción oscilan en 70 dólares por barril, por lo que los inversionistas tendrán que concentrarse en los más rentables como la extracción de crudo pesado y campos maduros, con costos de aproximadamente 20 dólares.
“Si los precios no suben como antes todo estaría definido en los costos de la recuperación de las empresas (…) lo peor que le puede pasar al Gobierno es que el precio se quede igual y que las reformas no cumplan las expectativas de inversión”, refirió el investigador del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), Fernando Ramones.
Scotiabank prevé un precio de 68 dólares por barril el próximo año; mientras que la directora de análisis económico de Banco Base, Gabriela Siller, no descarta que caiga hasta 60 dólares en operaciones diarias. Banamex prevé un precio promedio de 72 dólares.
Los especialistas coincidieron en que el Gobierno Federal deberá realizar un análisis exhaustivo para reestructurar el gasto e impulsar el crecimiento económico, aunque si la reforma energética consigue atraer inversiones esto ayudará a compensar a los ingresos petroleros.