El presente boletín aborda el concepto tributario, específicamente el Impuesto al Valor Agregado (IVA), así como su impacto recaudatorio y su incidencia en la población pobre de México para el 2010. Para esto, se empleó los lineamientos y criterios para la definición, identificación y medición de la pobreza, propuestos por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Así mismo, se utilizó el simulador fiscal generado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
1 Introducción
Continuamente, la pobreza se ha valorado co-mo un problema, debido a las alteraciones que ejerce en las diversas esferas de la vida social. Desde una perspectiva económica, su presencia puede fungir como traba al crecimiento y percutir a las finanzas públicas con mayores gastos en programas sociales y con una minoración en los ingresos fiscales. Políticamente hablando, la pobreza obstaculiza una estabilidad social y, con ello, enfrenta la legitimidad del Estado. A partir de una óptica sociocultural, la pobreza encauza y, en sí misma, se encuentra signada por la exclusión social.
Es por ello, entre otros aspectos, que, en las últimas décadas, la noción de pobreza, como tema de estudio, ha disfrutado de una amplia popula-ridad a nivel mundial[1]. De los principales atractivos de este tema ha sido su marco cuantitativo, con el objeto de realizar una mejor toma de deci-siones al conocer dicha medición y buscar su decremento.
En este sentido, el aprovechamiento al máximo de la capacidad de la fiscalidad pudiese actuar como instrumento para aliviar la pobreza e, inclusive, reducir la desigualdad e impulsar el crecimiento. Sin embargo, para comprender el vínculo pobrezagestión fiscal, hay que abordarlo desde conceptos específicos y precisar dos puntos: i) el concepto de política fiscal a examinar y ii) la me-dición de la población en situación de pobreza.
Este boletín abordará el concepto tributario, específicamente el Impuesto al Valor Agregado (IVA), así como su impacto recaudatorio y su incidencia en la población pobre de México para el 2010. Para esto, se emplearán los lineamientos y criterios para la definición, identificación y medición de la pobreza, propuestos por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Así mismo, se utilizará el simulador fiscal generado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), basado en la Ley del Impuesto al Valor Agregado.
2 Conceptos Básicos de la Pobreza
Al analizar la pobreza, independientemente del enfoque que se tome, es necesario delimitar la distinción entre la población que presenta una serie de características y/o atributos que la catalogan como pobre, de aquella que se encuentra fuera de esta situación.
El CONEVAL, organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal, bajo su autonomía y capacidad técnica, es responsable de generar información objetiva sobre la situación de la política social y la medición de la Pobreza en México.
De acuerdo a la Ley General de Desarrollo So-cial (LGDS), el CONEVAL estima la pobreza de ingresos empleando la medición de tres líneas: i) Pobreza alimentaria[2]; ii) Pobreza de capacidades[3] y iii) Pobreza de patrimonio[4].
De acuerdo con estimaciones de dicho organismo público, empleando información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2010, 21.2 millones de mexicanos presentaron pobreza alimentaria, simbolizando el 18.8 por ciento de la población. En cuanto a pobreza por capacidades, el porcentaje es mayor, siendo éste de 26.7 por ciento; y un 51.3 para pobreza patrimonial. Al comparar estas cifras con las correspondientes al 2008, se presentó un incremento en la incidencia de la pobreza para las tres definiciones de ésta (0.4 puntos porcentuales para la pobreza alimentaria, 1.4 puntos porcentuales la pobreza por capacidades y 3.6 la patrimonial)[5].
Así mismo, el CONEVAL presenta un nuevo enfoque para la medición de la pobreza en México, siendo ésta de una metodología multidimensional. Esto permite incorporar dimensiones no monetarias de las condiciones de vida de la población, como el bienestar económico, derechos sociales y contexto territorial. De tal forma, se genera un espacio bidimensional en el que se puede clasificar a toda la población del país en los siguientes rubros: i) Pobres multidimensionales[6]; ii) Vulnerables por carencias sociales[7]; iii) Vulnerables por ingresos[8] y iv) Población sin carencias sociales y con ingresos superiores a la línea de bienestar económico (LBE)[9].
Con relación a este nuevo enfoque de medición, el CONEVAL publicó que, a nivel nacional, entre 2008 y 2010, aumentó el porcentaje de la población en situación de pobreza de 44.5 por ciento a 46.2 por ciento (48.8 millones a 52.0 millones). Mientras que la población vulnerable por carencias sociales disminuyó de 33.0 (36.2 millones de personas) a 28.7 por ciento (32.3 millones de personas) y la población vulnerable por ingresos aumentó de 4.5 (4.9 millones de personas) a 5.8 por ciento (6.5 millones de personas)[10].
3 el impacto recaudatorio del IVA Y SU incidencia en la población pobre de México
La estructura tributaria, que constituye el marco de finanzas públicas en México, parte básicamente de dos tipos de impuestos: i) directos e ii) indirectos. Dentro de los últimos, se encuentra el IVA, el cual grava el valor que se le agrega a la mercancía en su proceso de producción.
El esquema del IVA, aplicado durante 2010 y vigente a la fecha, grava bienes y servicios con una estructura de tasas diferenciadas: i) tasa cero; ii) tasa general del 16% iii) tasa fronteriza del 11% y iv) exentos[11].
Tabla 1), es perceptible que los individuos pertenecientes a los grupos sociales de menor ingreso tienden a destinar más gasto a artículos con tasa cero. Lo anterior se enfatiza en alimentos, al observar que los primeros dos deciles, en promedio, destinan dos veces más gasto en alimento que los últimos dos deciles (un 36.8 por ciento en promedio de su gasto versus 15.1 por ciento).
Fuente: Elaboración propia con datos de CONEVAL, ENIGH 2010 y empleo de los simuladores fiscales del CIEP.
Nota: Deciles calculados con el Ingreso Neto Total per Cápita.
Sin embargo, lo anterior no se repite para los bienes exentos de IVA. Es decir, para este sector de artículos, los deciles de mayor ingreso dedican mayor proporción de su gasto en comparación a los más vulnerables de ingresos. En este sentido, mientras que los primeros tres deciles destinan, en promedio, 5.4 por ciento de su gasto a servicios de educación, los últimos tres deciles designan 7.4 por ciento. En relación a libros y revistas, se observa una razón de 5 a 1, entre el gasto promedio de los tres deciles más altos con los tres más bajos. Similarmente, en alquiler y vivienda, esta razón cambia a casi 2 a 1. Situación que no se reitera con el gasto en servicios médicos (véase Tabla 1).
Ahora bien, considerando la información anterior, es posible observar la carga fiscal que representa el IVA en la población pobre de México. Para el 2010, se observa que el pago promedio per cápita anual del IVA, por parte del decil más vulnerable de la sociedad, es de 1,085.9 pesos. En contraste, el decíl más afortunado, económicamente hablando, efectúa un pago de 16,382.4 pesos. Lo que significa una razón de 16 a 1 entre ambos grupos. Aunado a ello, se aprecia un incremento de este pago a medida que aumentan los deciles (véase Tabla 2).
Fuente: Elaboración propia con datos de CONEVAL, ENIGH 2010 y SHCP y empleo de
los simuladores fiscales del CIEP.
Nota: Deciles calculados con el Ingreso Neto Total per Cápita.
Al analizar el porcentaje del gasto destinado al IVA, se aprecia que los últimos tres deciles aportan, en promedio, 8.6 por ciento de su gasto total a este impuesto. Mientras que los primeros tres aportan, en promedio, 6.4 por ciento de su gasto.
Por otra parte, se percibe que el 63.9 por ciento de la recaudación del IVA proviene de los últimos tres deciles de ingreso. Ahora bien, considerando la recaudación del IVA por definición de pobreza por ingresos, el mayor pago promedio per cápita anual del IVA, lo realizan los no pobres por ingreso, siendo éste de 7,093.6 pesos (véase Tabla 3). En contraste, la población por debajo de la línea de pobreza alimentaria paga en promedio 1,272.8 pesos anualmente. Esto representa una diferencia de aproximadamente 6 a 1.
En cuanto al porcentaje del gasto destinado al IVA, la población por debajo de alguna de estas tres líneas de pobreza por ingresos, destina en promedio 6.6 por ciento de su gasto a pago de IVA. Mientras que la población fuera de estas definiciones destina 8.6 por ciento. Nuevamente, se observa que la carga fiscal del IVA recae en la población denominada no pobre por ingreso, siendo su carga impositiva del 78.6 por ciento con respecto del total. Aunado a ello, la población que presenta la menor imposición es la pobre de capacidades con 3.2 por ciento, seguida por la pobre alimentaria, 5.2 por ciento, y la pobre patrimonial, 13.0 por ciento[12].
Finalmente, al examinar la definición multidimensional de la pobreza, se distingue lo siguiente: i) un pobre multidimensional paga en promedio 883.1 pesos anualmente de IVA; ii) un vulnerable por ingresos, paga 1,292.9 pesos; iii) un vulnerable por carencias paga 2,989.8 pesos y iv) un individuo sin carencias sociales y con ingresos superiores a la LBE paga 4,312.5 pesos. En cuanto al porcentaje del gasto destinado al IVA, presenta un orden equivalente. Es decir, los no pobres y no vulnerables destinan 8.9 por ciento de su gasto a pago de IVA mientras que los pobres multidimensionales destinan un 6.5 por ciento (véase Tabla 4).
Cabe mencionar que los vulnerables por carencias absorben la mayor carga impositiva, al ser ésta del 39.9 por ciento, seguida por la población que no se encuentra catalogada como pobre o vulnerable, con un 38.1 por ciento. Aquellos vulnerables por ingresos, son los que menor carga impositiva presentan, con un 3.4 por ciento.
4 Comentarios Finales
Actualmente, la pobreza se percibe, ya no sólo como una externalidad negativa de la economía, sino como fenómeno con consecuencias de índole política y sociocultural. En este sentido, la medición de este concepto puede beneficiarse con-siderando los vínculos de la política económica, no dejándose a sí misma como diagnóstico.
Apoyándose en esta percepción, el presente boletín examinó el impacto recaudatorio e incidencia en diversos grupos sociales del país. En primera instancia, se analizó por deciles de ingreso y, como era de esperarse, los más altos son los que contribuyen en mayor medida en la recaudación. Lo anterior, se justifica por el mayor ingreso y con ello mayor posibilidades de consumo. El mismo comportamiento se presenta al evaluar las diferentes categorías de pobreza (la carga fiscal es mayor en aquellas personas que no se encuentran catalogadas como pobres).
Aunado a ello, los individuos pobres tienden a gastar más en artículos con tasa cero (por ejemplo alimentos)[13], mientras que los vulnerables por ingresos simplemente su capacidad de consumo es exiguo. En contraste, bajo el supuesto de que los deciles de mayor ingreso consumen con mayor frecuencia bienes y servicios exentos de IVA, se sospecha una ventaja fiscal (regresiva) en cuanto a las exenciones del impuesto.
En conclusión, se advierte que los pobres por ingresos (representando el 51.3 por ciento de la población) aportan el 21.4 por ciento del IVA y los pobres multidimensionales (representando el 46.2 por ciento de la población) contribuyen con el 18.7 por ciento del IVA.
No obstante, para seguir analizando si la Política Fiscal funciona como freno a la pobreza, es necesario seguir investigando y analizar con profundidad los diversos mecanismos impositivos del sistema fiscal en México.