La Reforma Educativa de 2019 planteó que la educación inicial y superior se integraran a los niveles obligatorios, entre otras medidas; sin embargo, la falta de estrategias para garantizar la inclusión educativa y los efectos de la pandemia provocaron que en 2021, 15.7 millones de mexicanos en edad de estudiar no se inscribieran en su nivel educativo correspondiente. Con base en el gasto por alumno por nivel, se estima que se requerirían entre 188 mil millones y 440 mil millones de pesos para integrar a la población que no asiste a esos niveles educativos, equivalente a entre 0.7 % y 1.7 % del Producto Interno Bruto (PIB).
1 Introducción
En la Reforma Educativa de 2019, la educación inicial se integró dentro de la educación obligatoria junto con los niveles preescolar, primaria, secundaria y media superior. También se estableció la obligatoriedad de la educación superior, entendida como la obligación del Estado de fomentar la inclusión, permanencia y continuidad, y proporcionar los medios de acceso a este nivel educativo (DOF 2019).
Sin embargo, en los siguientes años a la reforma no hubo un crecimiento en la cobertura educativa. Por el contrario, la pandemia tuvo un efecto negativo en el aprovechamiento y participación en todos los niveles educativos (INEGI 2021). La estrategia de Aprende en casa no logró llegar a todos los alumnos y no hay evidencia de su efectividad en el aprendizaje de los estudiantes (CONEVAL 2021). Además, el presupuesto educativo no ha mostrado incrementos destinados a cumplir con los objetivos de la reforma (CIEP 2021).
El objetivo de esta investigación es mostrar las brechas de cobertura en los niveles de educación obligatoria incluidos en la reforma de 2019 y los recursos necesarios para integrar a la población que no asiste a la escuela.
2 Cobertura por nivel educativo
En esta investigación se consideran los niveles de educación inicial, preescolar, media superior y superior debido a que son los niveles con brechas más amplias en la tasa de cobertura bruta. El nivel de educación primaria tiene una cobertura superior a 100% debido a que hay niños y niñas que cursan fuera de la edad típica1, y en nivel secundaria hay una cobertura de 96% de las y los adolescentes de 12 a 14 años (SEP 2021). Por tanto, no se incluyen en este ejercicio.
En el ciclo 2020-2021, las brechas de cobertura aumentaron con respecto al ciclo 2019-2020, debido a la falta de políticas para evitar el abandono escolar durante la pandemia, lo cual resultó en 5.2 millones de alumnos de entre 3 y 29 años que no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021, en todos los niveles. Las principales razones fueron: la COVID-19 o falta de recursos económicos (INEGI 2021).
En 2021, a nivel nacional, hay una tasa bruta de cobertura de 3.4% en educación inicial, 67% en preescolar, 82.5% en el nivel media superior y 35.5% en el nivel superior. Los dos niveles con la tasa más baja de cobertura fueron los integrados en la Reforma Educativa de 2019.
Por sexo, en educación inicial, preescolar y superior, la diferencia de cobertura a nivel nacional es menor a 2% entre hombres y mujeres. En el caso del nivel medio superior, la brecha es más amplia: 78.6% de los hombres estudian este nivel educativo, porcentaje menor al de las mujeres, que tienen una cobertura de 86.4%.
En los estados, las tasas de cobertura presentan notables diferencias. A nivel inicial (ver figura 3), ninguna entidad tiene una cobertura superior al 11%; en preescolar (ver figura 4), Tabasco tiene una cobertura de 85%, tasa superior al nivel nacional. En el nivel media superior (ver figura 5), todos los estados se encuentran entre 70 y 90% de cobertura educativa. A nivel superior, la brecha es más amplia (ver figura 6). Por ejemplo, mientras que Chiapas tiene una cobertura de 15.4%, Ciudad de México alcanza 60.4% de la población en edad de asistir a ese nivel educativo.
3 Recursos para cerrar las brechas
El gasto por alumno es una medida que permite determinar la cantidad de recursos que ejerce el Estado en los estudiantes de acuerdo con su nivel educativo. Los cambios en el gasto por alumno dependen de una expansión de la matrícula o un aumento en la inversión dentro del nivel educativo (INEE 2017).
Con base en el gasto por alumno y las brechas de cobertura, se estima el gasto público aproximado necesario para poder proveer de servicios educativos, con la calidad actual, a todas las niñas, niños y adolescentes para los niveles inicial, preescolar y media superior. También se incluye la estimación de los recursos a nivel superior que se necesitarían para poder fomentar la inclusión, permanencia y continuidad, y proporcionar los medios de acceso a este nivel educativo.
En 2021 hay 8.8 millones de personas de entre cero y 17 años que no están inscritos en los niveles educativos que les corresponde según su edad2. Para integrarlos, se requerirían 188 mil 442 millones de pesos adicionales al presupuesto de educación, equivalente a 0.7% del PIB.
Si las 6.8 millones de personas que están en la edad típica de estudiar el nivel superior3 se inscribieran en alguna institución de educación pública, se necesitarían 252 mil 313 millones de pesos para poder integrarlos, equivalente a 0.9% del PIB.
En total, se requerirían 440 mil 754 millones de pesos para integrar a 15.7 millones personas en edad de asistir a la escuela que no están inscritas en nivel inicial, preescolar, media superior y superior (ver figura 1).
Si bien, el gasto por alumno considera las necesidades materiales y financieras para que una persona pueda acudir a la escuela, las condiciones de infraestructura escolar impiden que se ofrezca educación de calidad (CONEVAL 2018). Por ejemplo, solo una de cada tres escuelas de nivel básico tiene acceso a internet, mientras que una de cada cuatro escuelas del nivel medio superior no tiene acceso a agua potable (ver figura 2).
Además, la Reforma Educativa planteaba que la educación obligatoria sería de calidad; sin embargo, el Organismo Coordinador del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación4 no siguió con la tarea de evaluación educativa, por lo que se desconoce el nivel de aprovechamiento escolar durante y después de la pandemia, aunque se estima que la pandemia afectó el aprendizaje de los alumnos (Monroy-Gómez-Franco, Vélez-Grajale, and López-Calva 2021) (IEEC 2021).
4 Implicaciones de política pública
Aún con la Reforma Educativa de 2019, no se ha logrado aumentar la cobertura en todos los niveles educativos. En 2021, 15.7 millones de personas de entre cero y 22 años no están inscritos en educación inicial, preescolar, media superior o superior (ver cuadro 1); con diferencias notables entre entidades federativas. Para poder incorporarlos a un sistema educativo con deficiencias en infraestructura y falta de calidad en el aprendizaje, se requerirían 440 mil millones de pesos, correspondientes a 1.7% del PIB. Sin embargo, el PPEF 2022 no pone como prioridad atender los efectos en educación de la pandemia, ya que plantea gastar 3.1% del PIB en educación, la proporción más baja en los últimos siete años.
Las diferencias a nivel estatal requieren una estrategia focalizada para lograr la cobertura universal en todos los niveles educativos. De igual manera, es necesario establecer un programa con objetivos claros para mejorar la infraestructura en las escuelas, especialmente importante para el regreso a clases (CONEVAL 2021), y establecer mecanismos que permitan compensar la falta de aprendizaje de los alumnos durante la pandemia.
Para 2022, no hay recursos suficientes para lograr los objetivos de la Reforma Educativa. En el PPEF 2022, se proyectan 161.9 millones de pesos para la Estrategia de educación inicial, 2 mil 525.5 millones para la Obligatoriedad y Gratuidad de Educación Media Superior, y 753 millones para la Obligatoriedad y Gratuidad de Educación Superior. Esto representa 0.8% de los recursos necesarios para integrar a las personas a su nivel educativo correspondiente.