(04 de febrero de 2015) – Ante el recorte de presupuesto que sufrió el programa Pensiones para adultos mayores, sumado a los pasivos de empresas estatales extintas y el déficit del IMSS y el ISSTE, la meta de proveer a todos los mexicanos con servicios de salud y pensiones se complica para este sexenio.
En el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2014 se incluyó el programa de Pensión Universal, con el fin de otorgar una pensión a aquellas personas que no cuenten con pensiones del IMSS, ISSTE, PEMEX, entre programas que otorgan seguridad social. En el PEF 2015, este programa ya no existe. Actualmente, se siguen pagando las pensiones de los trabajadores de Ferrocarriles Nacionales y Luz y Fuerza del Centro. Esto ejerce una presión a las finanzas públicas del país (aunado a la presión que ejercen los déficits del IMSS e ISSSTE), ya que estas empresas no cuentan con trabajadores activos que aporten recursos para el pago de pensiones, por lo que el Gobierno Federal asume la deuda.
Además de la presión que representan los pasivos de estas empresas estatales extintas y la deuda del IMSS e ISSSTE, se suma el hecho de que pronto habrá más personas en edad de recibir una pensión. De 2010 a 2020, México pasará a tener 10.1 millones de adultos mayores; esto representa 14% de la población actual. Considerando que el recorte al programa Pensiones para adultos mayores no afectará a los beneficiarios actuales, se presume que el número de pensionados se mantenga en alrededor de 9.5 millones de personas, lo que no corresponde a cubrir el 100% de los adultos mayores de 60 años. Será difícil lograr una seguridad social universal en el futuro, afirma la investigadora del CIEP, Alejandra Macías, a menos que se lleve a cabo una reforma a fondo del sistema de pensiones.