La literatura sobre el consumo de tabaco ha mostrado que fumar tiene un efecto negativo sobre la salud y el bienestar general de los individuos. También ha mostrado que una de las políticas más efectivas para reducir el uso de tabaco es incrementar los impuestos y, por lo tanto, los precios. Sin embargo, el consumo de tabaco es inelástico, lo que implica que un incremento en el precio no se traduce en una reducción en el consumo de la misma magnitud. Por lo tanto, los efectos netos de una política destinada a incrementar el precio del tabaco no son claros.
El impacto de un incremento en el gravamen dependerá de la sensibilidad de los consumidores a precios más altos, lo que también determinará el efecto sobre los ingresos tributarios y el bienestar social de la población. Los impuestos al tabaco tienen dos objetivos principales: reducir el consumo de tabaco para mejorar la salud y bienestar de los individuos y aumentar los niveles de recaudación del sector público (idealmente lo suficiente para cubrir las externalidades del uso de tabaco).
Los resultados de esta investigación muestran que el incremento de los impuestos al tabaco en México reduciría el consumo al inducir a la población a dejar su uso y al prevenir que existan nuevos fumadores. El alza de la tasa impositiva reduce el consumo de cigarros, así como los gastos médicos en todos para todos niveles de ingresos y para todas las magnitudes de elasticidad en la población. Los beneficios más importantes se manifiestan en la reducción de los gastos de salud. Estos exceden los efectos negativos de la política para todas las categorías de ingresos y para todas las intensidades de elasticidad.
La implementación de mayores impuestos al tabaco tendría un efecto progresivo sobre la distribución del ingreso. La política permitiría a la población incrementar sus ingresos mediante la reducción de los gastos en cigarros y del gasto en atención médica derivado de enfermedades relacionadas al consumo de tabaco, lo que, a su vez, generaría un mayor nivel de productividad.
En el marco de un espacio fiscal ampliamente restringido, los altos costos económicos derivados de fumar y la progresividad del impuesto, el incremento del gravamen a los cigarros debería de ser considerado por los tomadores de decisiones.