El gasto en educación y su relación con el desempeño en PISA

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El gasto en educación en México asciende a 6.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), que equivale al 20.5 por ciento del gasto público total, el mayor gasto entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En contraste, el gasto público por estudiante es de sólo 2,762.1 dólares, esto es 5,619.7 dólares por debajo del promedio de la organización y representa la cifra más baja entre los países miembros. Nuestro país ocupa el penúltimo lugar en el gasto por estudiante acumulado de los 6 a los 15 años de edad, con 23,913.7 dólares, 59,469.2 dólares por debajo del promedio. Estos datos muestran una relación con los resultados obtenidos en la prueba PISA, pues México ocupa el último lugar en las tres áreas que evalúa dicha prueba.

En este boletín se compara el ejercicio del gasto en educación y los resultados obtenidos en la prueba PISA en países miembros de la OCDE, con el objetivo de mostrar las similitudes o diferencias entre países similares en materia de política educativa y gasto en educación.

Gasto en educación

De acuerdo con el estudio Education at a glance (OCDE, 2013), el gasto en educación en los países miembros de la OCDE, en promedio, corresponde al 6.3 por ciento del PIB. México se encuentra justo debajo de la media con 6.2 por ciento, lo que lo coloca por encima de países como Brasil, España, Suiza y Japón, pero por debajo de otros como Chile, Finlandia, Argentina, Estados Unidos e Israel. Dinamarca es el país con mayor gasto en relación a su PIB con 8.0 por ciento, mientras que Hungría presenta la menor cifra con 4.6 por ciento (Figura 1).

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Al tratarse de países con diferentes tamaños de economía y población, es conveniente comparar no sólo en términos absolutos, sino también en relación al nivel de riqueza y número de habitantes de los países. Esto es posible utilizando el gasto por estudiante en relación al PIB per cápita, lo que permite reducir el efecto de las diferencias de riqueza y población entre los países. Al graficar esta relación se observa una tendencia positiva, es decir, a mayor PIB por habitante, mayor gasto por estudiante, incluso separando por nivel educativo. De esta forma, el ordenamiento es diferente al mostrado anteriormente. El gasto por estudiante en los países de la OCDE es, en promedio, de 7,973.5 dólares en educación preescolar y primaria, de 9,014.1 en secundaria y media superior y de 13,528.1 en superior. En educación básica y media superior Brasil, México, Turquía y Chile muestran un PIB per cápita de entre 12,500 y 17,500 dólares, con un gasto en educación que va de los 2,000 a los 4,000 dólares por estudiante, que son las cifras más bajas. Por el contrario, Suiza, Estados Unidos y Noruega presentan los mayores valores con rangos de 45,000 a 50,000 dólares de PIB por habitante y de 11,000 a 13,000 dólares de gasto por estudiante. En educación superior el ordenamiento es el mismo, y las diferencias se dan sólo en el monto del gasto por estudiante, que en el caso de los países con las cifras más bajas va de 5,000 a 14,000 dólares, mientras que las más altas van de los 19,000 a los 26,000 dólares (Figura 2).

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Por otro lado, la mayor parte del financiamiento educativo en todos los países es de carácter público. En la OCDE, los recursos públicos representan, en promedio, 83.6 por ciento, mientras que el 16.4 por ciento restante, se trata de recursos de origen privado. Sin embargo, países como Chile, Corea, Reino Unido y Estados Unidos, muestran una gran cantidad de recursos privados dentro de sus sistemas educativos con montos que representan el 42.1, 38.4, 31.4 y 30.6 por ciento, respectivamente, del gasto educativo total. En otros, el gasto en educación por parte del sector privado es mínimo. En Finlandia, los recursos públicos representan el 97.6 por ciento del total. A este le siguen Suecia, Bélgica y Dinamarca, cuya proporción corresponde a 97.5, 94.8 y 94.5 por ciento, respectivamente. México se encuentra por debajo del promedio con un financiamiento público de 80.5 por ciento y privado de 19.5 por ciento.

En promedio, en los países de la OCDE el 82.1 por ciento del gasto en educación preescolar proviene del sector público y el 17.9 por ciento del privado. México se encuentra por encima del promedio con 83.6 por ciento de gasto público y 16.4 de privado. Suecia es el único país que cuenta con el 100.0 por ciento de financiamiento público en este nivel educativo. Por el contrario, en Japón la mayor parte proviene del sector privado (54.8%). En educación primaria, secundaria y media superior, México es uno de los cuatro países con menor proporción de recursos públicos (82.7%), junto con el Reino Unido (78.9%), Chile (78.6%) y Corea (78.5%), mientras que el promedio de la organización es de 91.5 por ciento. En Portugal (100%) y Suecia (99.9%) prácticamente la totalidad del financiamiento de este nivel educativo es público. En cuanto a la educación superior, usualmente el gasto privado suele ser mayor, como lo es en Chile (77.9%), Reino Unido (74.8%), Corea (72.7%), Japón (65.6%) y Estados Unidos (63.7%). Sin embargo, el promedio en los países miembros es bajo (31.6%). En nuestro país la participación de este sector es de 30.1 por ciento, debajo del promedio, y con un gasto público que representa el 69.9 por ciento. En Noruega, Finlandia y Dinamarca el sostenimiento de este nivel educativo es absorbido en su gran mayoría por el Estado, con proporciones de 96.0, 95.9 y 95.0 por ciento, respectivamente (Figura 3).

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Recursos públicos para la educación

México, de entre los países miembros de la OCDE, es el país que destina la mayor cantidad de recursos públicos a educación, como proporción del gasto público total. Se encuentra 8.1 puntos porcentuales por encima del promedio de la organización (12.4%), al asignar el 20.5 por ciento de su presupuesto anual a educación. Es seguido por Nueva Zelanda (20.0%), Brasil (18.1%), Chile (17.7%) y Corea (16.2%), y supera en más de 10 puntos porcentuales a otros como Hungría (9.8%), Irlanda (9.7%), República Checa (9.6%), Japón (9.2%) e Italia (8.9%). Sin embargo, el gasto público por estudiante muestra un panorama totalmente distinto. México, es el país con menor gasto por estudiante (2,762.1 dólares), por debajo de Chile (3,675.5 dólares) y muy por debajo del promedio de la organización (8,381.8 dólares). Por el contrario, Noruega (13,791.2 dólares), Suiza (12,807.6 dólares), Dinamarca (12,443.0 dólares) y Estados Unidos (11,869.7 dólares) gastan entre 4 y 5 veces más que México, siendo los países con el mayor gasto público por estudiante (Figura 4).

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Al dividir por nivel educativo, el gasto público por estudiante en México sigue siendo bajo, aunque ya no ocupa la última posición, en educación preescolar (2,217.4 dólares), primaria, secundaria y media superior (2,277.7 dólares), ocupa la penúltima. Aunque muestra una mejoría en educación superior (8,097.2 dólares), aún se encuentra por debajo del promedio de los países miembros de la organización (11,382.2 dólares). En educación preescolar, el promedio es de 6,274.8 dólares por estudiante, mientras que en educación primaria, secundaria y media superior es de 8,412.3 dólares por estudiante. Destaca el gasto público por estudiante de preescolar de Luxemburgo, que asciende a 21,935.1 dólares. Le sigue Estados Unidos con 11,325.8 dólares por estudiante, es decir, más de 10 mil dólares por debajo de Luxemburgo. En educación primaria, secundaria y media superior también destaca Luxemburgo con un gasto público de 19,963.8 dólares por estudiante, casi 7 mil dólares por encima de Noruega, que ocupa la segunda posición con un gasto de 13,065.7 dólares por estudiante. Finalmente, en educación superior el mayor gasto público por estudiante se presenta en Israel (21,981.7 dólares), Suiza (21,983.1 dólares) y Noruega (20,360.2 dólares). Los países que destinan la menor cantidad de recursos públicos por estudiante son Nueva Zelanda (2,213.0 dólares) en educación preescolar, Turquía (2,008.1 dólares) en primaria, secundaria y media superior, y Chile (4,248.3 dólares) en educación superior (Figura 5).

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El destino del gasto público es comúnmente clasificado en dos grupos: el gasto corriente, que concentra los recursos destinados a las remuneraciones por los servicios prestados, así como a subsidios y diversos materiales necesarios para la prestación de los servicios y; el gasto de capital, el cuál concentra la inversión en infraestructura, como la compra, mejora y mantenimiento de inmuebles. La educación, al tratarse de un servicio que requiere de capital humano intensivo, concentra la mayor parte de los recursos económicos, que se encuentran clasificados dentro del gasto corriente. Esto, sin embargo, tiene diversas desventajas, entre las que destaca la difícil sostenibilidad del gasto, pues es cada vez más costoso mantener los sistemas educativos debido al incremento constante del pago de sueldos y pensiones de los trabajadores. Otra desventaja, es que limita el margen de maniobra para utilizar los recursos en otros aspectos importantes para la política educativa y el funcionamiento del sistema de educación. En este sentido, es conveniente mantener la proporción del gasto corriente lo más bajo posible.

En promedio, el gasto corriente en los países miembros de la OCDE representa el 91.3 por ciento del gasto público en educación primaria, secundaria y media superior, mientras que el gasto de capital suma el 8.6 por ciento restante. México es el segundo país con mayor gasto corriente (97.5%) en estos niveles educativos, sólo 0.5 puntos porcentuales por debajo de Austria (98.0%). El país con la menor proporción de gasto corriente es Australia con el 77.9 por ciento, que, al igual que Corea (85.6%), Reino Unido (86.3%), Japón (86.7%), Luxemburgo (87.1%), Noruega (87.2%) y Holanda (88.3%), mantienen un gasto de capital mayor al 10.0 por ciento del total de gasto público en educación. En educación superior la proporción de recursos en gasto corriente baja, con un promedio de 90.2 por ciento y 9.7 por ciento en gasto de capital. En el caso de México, a pesar de continuar por encima del promedio de la organización, la proporción baja a 91.4 por ciento, con un gasto de capital de 8.5 por ciento. Argentina (1.4%), Dinamarca (2.7%) y Finlandia (2.9%) son los países con menor gasto de capital en este nivel educativo, mientras que Corea (15.5%), España (18.4%), Polonia (19.4%) y República de Eslovaquia (21.4%) cuentan con el mayor gasto de capital (Figura 6).

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¿Qué se logra con lo que se gasta?

Con el objetivo de mostrar y comparar la relación entre el gasto en educación y la adquisición de conocimientos y habilidades por parte de los estudiantes, se muestra el desempeño de los alumnos en la prueba PISA 2012 (Programme for International Student Assessment), que realiza la OCDE cada tres años en diferentes países dentro y fuera de la organización. Los resultados muestran que México es el país con el desempeño más bajo, de entre los países miembros de la organización, en las tres áreas que se evalúan: matemáticas, lectura y ciencias. Nuestro país obtuvo una puntuación de 413 en matemáticas, 415 en ciencias y 424 en lectura, es decir, un promedio de 417 puntos en total. Dicha cifra está 48,45 y 29 puntos por debajo de Chile, Turquía y Grecia, respectivamente, que son los países con el desempeño más bajo junto con México. En comparación con Korea, Japón y Finlandia, que son los países con los mejores resultados, la diferencia es de 125, 123 y 112 puntos, respectivamente (Figura 7).

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La evaluación educativa realizada a través de la prueba PISA arroja resultados que contrastan con los datos presentados anteriormente sobre el gasto total en educación. México tiene un gasto en educación como proporción del PIB cercano al promedio de la OCDE, y es el país con el mayor gasto público en educación como proporción del gasto total, pero el desempeño mostrado en PISA por los estudiantes mexicanos es el más bajo. Sin embargo, se aprecia una relación entre el resultado alcanzado en PISA y el gasto por estudiante acumulado de los 6 a los 15 años de edad (Figura 8).

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Aunque esta situación refleja la necesidad de mayores recursos y es importante contar con los recursos suficientes para brindar los elementos mínimos necesarios para lograr un adecuado ambiente escolar, se ha encontrado que la relación entre el gasto en educación y el aprendizaje de los estudiantes es reducida. Es por ello que la mejora de resultados educativos requiere de políticas y acciones que vayan más allá del incremento del gasto, de forma que se pueda ofrecer a todos los estudiantes un entorno adecuado para la generación de conocimiento y el desarrollo de habilidades (OECD, 2013).

Comentarios finales

Es claro que la educación en México es un tema importante para el gobierno, muestra de ello, es que una quinta parte del presupuesto del país es destinada a este rubro, colocando a México como el país con mayor gasto público en educación, como proporción del gasto público total, entre los países miembros de la OCDE. Sin embargo, con relación al número de estudiantes o al tamaño de la economía, así como en términos absolutos, la situación es diferente. México presenta el menor gasto por estudiante y los recursos que destina a la educación como proporción del PIB lo colocan por debajo del promedio. La participación del sector privado en esta área es baja y la mayor parte de los recursos públicos se utilizan para el pago de nómina.

Este panorama del gasto educativo, en conjunto con el bajo desempeño de los estudiantes en la prueba PISA, presentan diversos retos de eficiencia, pues es necesario elevar el gasto por estudiante, la participación del sector privado y disminuir la proporción de recursos destinados a gasto corriente. Medidas que contribuyan a lograr estos retos son necesarias para la sostenibilidad de gasto público en educación, pues los cambios socioeconómicos y demográficos por los que atraviesa el país, ponen en riesgo la viabilidad de políticas educativas que contribuyan a incrementar la cobertura educativa en educación media superior y superior, a mejorar la calidad de la educación y de atender a la población más necesitada como parte de la política de desarrollo social.

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